La conocida como «Ley de dependencia»

«LA LEY DE DEPENDENCIA»

¿Cómo iniciar los procedimientos de la Ley de dependencia en la Región de Murcia?

Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia de España?

Lo primero que hay que saber es que para poder acceder a la ayuda económica vinculada al servicio residencial es imprescindible tener reconocido un grado de dependencia conforme a la Ley de Dependencia. No todas las personas valoradas pueden acceder al derecho de residencia: este servicio únicamente se reconoce a quienes obtienen un Grado II (dependencia severa) o un Grado III (gran dependencia).

La importancia de la escucha activa y un correcto asesoramiento

 Mi nombre es Katrina Frak y soy la Trabajadora Social de la Residencia Virgen del Carmen. Cada día, en las visitas de información que realizo, me encuentro con familias que se sienten muy perdidas y desinformadas respecto a los recursos que existen, y sobre todo que no saben por dónde empezar ni cómo iniciar las gestiones necesarias. Por ello, he querido preparar esta guía práctica en la que recojo los recursos básicos disponibles, los pasos a seguir y los tiempos de espera estimados, con la intención de que sirva de orientación y acompañamiento en un proceso que, aunque puede parecer complejo, es fundamental para acceder a las ayudas y servicios de dependencia en la Región de Murcia.

El reconocimiento del grado es la puerta de acceso a las prestaciones/servicios de la ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia

Es fundamental tener en cuenta que para poder obtener tanto una plaza pública como la ayuda económica es imprescindible tener reconocido el derecho. Si no existe un reconocimiento oficial de grado de dependencia, no hay derecho ni a la ayuda económica ni a una plaza pública. Además, conviene aclarar que los centros residenciales disponemos de plazas públicas, pero no somos nosotros quienes decidimos qué persona accede a ellas. Todas las plazas son gestionadas directamente por el IMAS, que es el organismo encargado de asignarlas en función del procedimiento administrativo y de la lista de espera.

La documentación a aportar

El procedimiento comienza con la presentación de la solicitud inicial. Para ello, es necesario reunir varios documentos:

  • un informe del médico de atención primaria (en el que debe indicarse expresamente que se emite para iniciar el procedimiento de la Ley de Dependencia).
  • Certificado de empadronamiento histórico que acredite haber residido al menos cinco años en territorio español de los cuales los dos últimos deben haber sido en la Región de Murcia.
  • Fotocopia del DNI de la persona solicitante
  • Justificante del pago de la tasa T-172, correspondiente a la tramitación de la solicitud de reconocimiento del grado de dependencia, con un importe de 10 euros.

Una vez presentada la solicitud, el expediente se remite al equipo de valoración de dependencia, que debe comprobar personalmente la situación real de la persona solicitante. En el caso de que la valoración se realice en el domicilio, el usuario recibirá una notificación por correo ordinario con el día y la hora de la visita. Si, por el contrario, la valoración tiene lugar en un centro residencial, el equipo de valoración se pone directamente en contacto con un/a trabajador/a social  para coordinar la cita y asegurar que todo esté preparado para el día señalado. Es importante señalar que, en la actualidad, los tiempos de espera en la Región de Murcia para que se realice esta valoración son largos: ocho meses como mínimo desde la presentación de la solicitud.

Tras la visita del valorador, la administración emite una resolución en la que se reconoce el grado de dependencia. Junto con esta resolución, el usuario recibe una carta informativa en la que se detalla a qué servicios tiene derecho y cuál sería su aportación económica / copago. En ese momento la familia debe elegir la prestación más adecuada para la persona. En el caso de optar por el servicio de atención residencial, existen tres opciones de hacerlo:

– Toda la Región de Murcia (la opción más rápida, aunque engloba todas las residencias).

– Municipio de: Elegir el municipio, es importante saber que pueden especificar si quieren excluir algún centro en concreto.

–  Las residencias:  pueden seleccionar hasta 20 residencias específicas. En este último caso, conviene saber que el orden en el que se indiquen es indiferente: si una de ellas tiene plaza, será la que se adjudique, aunque esté en cuarto o quinto lugar de la lista.

En la misma solicitud se puede pedir la ayuda económica vinculada al servicio residencial.

 Esta prestación se concede mientras el usuario está a la espera de obtener una plaza pública y se extingue en el momento en que dicha plaza es adjudicada. La cuantía de la ayuda depende tanto del grado de dependencia como de la capacidad económica y el patrimonio de la persona solicitante. Actualmente, los importes mínimos y máximos reconocidos son los siguientes que se encuentran recogidos en

Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. (2023, 18 de julio). Real Decreto 675/2023, de 18 de julio, por el que se regulan las prestaciones económicas del sistema para la autonomía y atención a la dependencia. Boletín Oficial del Estado, 171, 104030-104036. https://www.boe.es/eli/es/rd/2023/07/18/675

 

El tiempo estimado para que esta ayuda sea reconocida suele rondar los seis meses, aunque es cierto que en la práctica estos plazos pueden alargarse.

Se trata de un proceso que requiere paciencia y bastante documentación, pero que puede suponer un gran apoyo para las familias. Desde la Residencia Virgen del Carmen acompañamos, asesoramos  y tramitamos a quienes necesitan iniciar este camino.

Tanto la solicitud inicial de grado de dependencia y reconocimiento del derecho a las prestaciones del Sistema. Modelo 7402, como la solicitud de servicios y/o prestaciones del Sistema de la Dependencia para personas mayores. Modelo 2423, pueden ser presentados directamente por la familia en cualquier registro de la Comunidad Autónoma de Murcia o en cualquier ventanilla única.

 

El baile terapéutico, la alegría de vivir

El baile terapéutico, la alegría de vivir 

¿Qué sería del ser humano sin movimiento? ¿Sin baile? ¿Sin música? El baile terapéutico 

En nuestra residencia, no nos imaginamos una cocina sin estos sencillos pero a la vez tan necesarios ingredientes, por lo que hemos introducido en nuestras actividades regulares el denominado “baile terapéutico, entendido como el uso del movimiento y el baile como facilitador de la expresión de sentimientos, el desarrollo personal y la integración social.

Más que pasos: el baile como expresión y conexión

El foco en este tipo de actividad no está en los pasos perfectos o las coreografías complejas, sino en el proceso de exploración y expresión a través del movimiento y el baile.

 

Así, el baile permite que el cuerpo se exprese más allá de las palabras. Recordando que, a pesar de las limitaciones, el cuerpo sigue siendo capaz de moverse, de sentir la música y de responder a la alegría. La vida continúa y el cuerpo sigue siendo un vehículo para la experiencia, para la conexión con la vida. 

¿Qué efectos produce el baile en nuestros residentes? Emociones, relaciones sociales, comunicación y presencia

Se transportan a otros tiempos y lugares, reviven emociones dormidas, conectan con la vida, con su corazón. Una melodía familiar puede evocar la energía de una juventud lejana, la felicidad de un primer amor o el calor de una celebración familiar. El baile y la música se convierten en la llave que les abre el acceso a la alegría pura e incondicional.

La música y el movimiento diluyen las barreras de la timidez y la soledad, creando un espacio donde el ser humano se siente visto, valorado y parte de algo. Nos permite hablar sin decir una palabra. Es el lenguaje del cuerpo que se comunica con otro, creando un diálogo de respeto, compañía y afecto, permite a los residentes relacionarse de una forma que trasciende la palabra.

 

Al movernos al ritmo de la música, experimentamos una euforia que disipa la tristeza y el estrés. El rostro se ilumina con una sonrisa que no se puede fingir, un brillo en los ojos que solo aparece cuando el alma se siente libre y feliz.

El baile terapéutico como actividad esencial en nuestro día a día en la Residencia Virgen del Carmen

Es por todo lo expresado en estas palabras, por lo que en nuestra residencia el baile terapéutico se ha convertido en una de nuestras actividades estrella más demandadas, ya que son los propios residentes los que me preguntan ilusionados “¿cuándo vamos a volver a hacer eso del baile?” y los que después de cada sesión se acercan a mí con brillo y alegría en los ojos y me refieren, “gracias, he disfrutado mucho”.

 

Así, al darles a nuestros mayores la oportunidad de bailar, se les ofrece la oportunidad de sentir la vida de nuevo, con su cuerpo, con su mente y, sobre todo, con su corazón, porque el envejecimiento no tiene por qué ser una etapa de quietud y soledad, porque la vida se baila mejor en compañía.

Sigamos bailando, sin importar cuántos años hayan pasado, aunque cambiemos la melodía o el ritmo, porque mientras haya música en el aire y un corazón dispuesto a sentir, la vida continuará su hermoso vals.

Un verano que deja huella: la experiencia de Nacho como voluntario en la residencia Virgen del Carmen

Un verano que deja huella: la experiencia de Nacho como voluntario en la residencia Virgen del Carmen

Un verano que deja huella: la experiencia de Nacho como voluntario en la residencia Virgen del Carmen

 

En la residencia Virgen del Carmen, cada verano se convierte en una oportunidad para crear vínculos nuevos, compartir historias y aprender de la experiencia de nuestros mayores. Durante la última quincena de julio, tuvimos la suerte de contar con Nacho, un joven voluntario que llegó casi por casualidad, pero que se fue con el corazón lleno. Su paso por la residencia ha sido un regalo para residentes y profesionales, y sus palabras resumen a la perfección lo que significa abrirse a este tipo de vivencias.

“La idea de hacer voluntariado no fue mía, me sugirieron hacer algo del estilo esta última quincena de julio. Sin embargo, una vez terminada la experiencia, tengo que agradecer que me recomendaran hacerlo, porque me ha aportado mucho más de lo que hubiera pensado.”

Descubriendo un lugar lleno de vida

Así comenzó Nacho su camino como voluntario. Sin grandes expectativas, pero con la disposición de estar presente, escuchar y aprender. Lo que encontró en nuestra residencia superó todas sus ideas previas: descubrió un lugar lleno de vida, de historias que esperan ser contadas y de personas que, con una sonrisa, te enseñan a mirar la vida con otros ojos.

“Pasar tiempo con los residentes, personas amables y con ganas de contarte su vida, aporta mucho más al voluntario de lo que les alegra el día ver a gente nueva y joven, que, según ellos, no es poco.”

 

Vínculos que se forman en poco tiempo

Durante dos semanas, Nacho compartió tiempo con nuestros mayores: charlas en el jardín, juegos, paseos, recuerdos del pasado que se volvieron presentes gracias a su escucha atenta. En poco tiempo, se forjaron lazos sinceros. La despedida no fue fácil, pero quedó el compromiso de volver.

“Entrevistando este último día a aquellos con los que había coincidido más, me he dado cuenta no sólo del cariño que me habían cogido en tan poco tiempo, sino también del que yo les había cogido y de lo que sabía de sus vidas por haberse interesado siempre en contármelo.”

Aprendizajes compartidos con el equipo profesional

En sus palabras hay gratitud, y también una emoción que se contagia. Nacho no olvida mencionar al equipo de profesionales que le acompañó y guió durante su estancia. Porque el voluntariado es también aprender del ejemplo, de quienes cada día cuidan con respeto y ternura.

“Tengo que agradecer a todo el equipo de la residencia por acogerme y permitirme vivir esta experiencia, especialmente a José Miguel, sin el cual no podría haber hecho este voluntariado, y a Verónica y Fátima, a las que he ayudado estas dos semanas y gracias a las cuales me voy conociendo a tantas personas enriquecedoras para mí.”

Una despedida que sabe a “hasta pronto”

Nacho se despide, pero no se va del todo. Prometió volver en septiembre, porque en tan solo quince días ha descubierto que lo que se da con el corazón, siempre vuelve multiplicado.

“Termino estas dos semanas llevándome mucho más de lo que he invertido…”

El voluntariado como experiencia transformadora

Su testimonio nos recuerda que el voluntariado no es solo un acto de generosidad, es también una puerta abierta al crecimiento personal, a la empatía y al valor de compartir tiempo con quienes tienen tanto por enseñar.

Una invitación abierta a vivir esta experiencia

Desde la residencia Virgen del Carmen, animamos a todas aquellas personas que estén valorando dedicar unas horas a acompañar a nuestros mayores, a dar el paso. Porque detrás de cada encuentro hay una historia que merece ser escuchada, y detrás de cada gesto, un impacto profundo que deja huella en ambos sentidos.

Si alguna vez te has preguntado si merece la pena… ven a descubrirlo por ti mismo.

Un verano que deja huella: la experiencia de Nacho como voluntario en la residencia Virgen del Carmen