Nunca es tarde para aprender
Aprender no tiene edad. Esta frase que hemos oído muchas veces cobra un significado especial cuando hablamos de las personas mayores que viven en residencias. La Educación Social juega un papel clave para que los mayores sigan creciendo, disfrutando y conectando con los demás a través del aprendizaje.
Así, aprender no sólo tiene que ver con los libros o los estudios reglados, tiene que ver también con descubrir cosas nuevas, resolver retos, compartir historias y disfrutar del proceso de hacer algo que no habías hecho antes.
De esta manera las personas nos sentimos útiles, capaces, y nos conectamos con el mundo y con la vida y cobra una mayor importancia en la etapa en la que se encuentran las personas mayores.
En la residencia Virgen del Carmen apostamos por un aprendizaje significativo, que tenga en cuenta las historias de vida, necesidades y preferencias de nuestros residentes, y que ofrezca también a nuestros mayores el acceso a contenidos, formas de vida, y experiencias nuevas que abran sus mentes a nuevas formas de ver el mundo y relacionarse con él.
La tipología de talleres que realizamos van desde actividades culturales donde poder aprender cuestiones relacionadas con la diversidad cultural (incluyendo nuevos conocimientos sobre regiones, países, lenguas, tradiciones, baile, arte)… Talleres musicales donde conectar con los diferentes estilos musicales a lo largo de la historia y alrededor del mundo, talleres de lectura donde enriquecerse del ámbito literario e intelectual, talleres de arte-terapia en los que aprender nuevas formas de crear y admirar el arte, talleres de escritura creativa a través de los cuales se promueve la imaginación y el uso del lenguaje, talleres de cocina donde seguir aprendiendo nuevas recetas y elaboraciones culinarias, debates sobre temas de actualidad y lectura de artículos periodísticos donde mantenerse actualizados sobre las noticias nacionales y mundiales…
Los beneficios de seguir aprendiendo durante la última etapa de la vida son entre otras:
- La mejora del estado de ánimo, evitando la sensación de rutina.
- La prevención del deterioro cognitivo.
- El fomento de las relaciones sociales a través de actividades grupales lo que permite que los mayores se conozcan mejor y se creen amistades.
- El aumento de la autoestima ya que cuando se aprende algo nuevo los mayores sienten que todavía pueden lograr cosas y se estimula su curiosidad.
Promover el aprendizaje en las residencias no es solo una forma de ocupar el tiempo, es ofrecerles a los mayores una vida más rica, digna y activa. En definitiva, aprender es vivir, y en residencias esta verdad se convierte en una fuente de energía, alegría y conexión para todas las personas mayores.
¡Nunca dejemos de aprender!
Fátima Gómez, educadora social Residencia Virgen del Carmen.








